03-11-2010

Simples reglas del coaching son útiles para criar a los niños de hoy

No utilizar palabras como "flojo" o "tímido" para calificar a un hijo y entregarle más responsabilidades sobre sus propias acciones mejoran la convivencia familiar.
La hija de Jorgen Svenstrup tenía que ir a clases durante tres días para probar si pese a su corta edad (3 años) se adaptaba al curso.

Un poco asustada, Amelina le dijo a su papá que ella iba a ser "muy tímida" con sus compañeros. Al escucharla, él le preguntó que por cuánto tiempo iba a ser tímida. Tras pensarlo, Amelina respondió: "Por una hora, después voy a jugar con los otros niños".

Al rato, Amelina le dijo que mejor sería tímida "sólo por 10 minutos". Y cuando llegó la mañana del ingreso a clases le dijo que lo había pensado mejor y que no sería tímida, sólo quería pasarlo bien.

Según Svenstrup -autor del polémico best seller danés "Cree en tus hijos", que entrega consejos del coaching para criar a los niños, y quien expondrá mañana en el congreso internacional sobre coaching que se realiza en Santiago-, no "etiquetar" a los niños es clave.

"Si uno le dice a un niño que es lento para comer, que siempre es peleador o tímido, terminará formando a un niño realmente lento, peleador o tímido. Se trata de una profecía autocumplida", dice Svenstrup.

Por ello, enfatiza, elegir bien las palabras para hablar con los hijos es fundamental, ya que éstas tienen consecuencias. "De hecho, muchas limitantes que tenemos como adultos vienen de lo que nos dijeron nuestros padres".

Además, admite, hay que evitar que ellos se autocalifiquen con atributos negativos, como lo hizo Amelina antes de entrar al colegio.

Problemas universales

Para su libro, que ya está en conversaciones para ser publicado en español, Svenstrup utiliza casos que ha obtenido de los talleres que dicta para padres, además de las experiencias que ha compartido con su propia hija.

"Tengo la impresión de que lo que viven hoy los padres en Chile, con una parentalidad menos autoritaria y unos niños 'reyes' que cada vez exigen más derechos, ya se está viviendo en Dinamarca hace varios años. Por eso, creo que estos contenidos son universales".

Por ello, asegura convencido que la falta de límites es un mal frecuente entre los padres actuales, ya que la mayoría quiere comportarse diferente de cómo fueron sus progenitores. Eso también es un error.

"Cuando no sabemos dónde están los límites de una cancha de fútbol, por ejemplo, probamos y finalmente terminamos jugando en una cancha mucho más grande que la real. Por eso, es clave ponerles límites a los niños, dándoles mucha responsabilidad, pero sólo en su campo", dice Svenstrup.

¿Un ejemplo? Su hija se negaba insistentemente a comer durante la cena. Cansados de pelear cada vez que estaban en la mesa, con su mujer decidieron que lo mejor era que Amelina eligiera qué iba a comer.

Eso sí, sólo podía elegir entre los alimentos que estaban preparados y pan solo.

"Pero la responsabilidad era de ella. Al día siguiente estaba muy contenta y comió más que nunca. Después de eso no hemos tenido problemas".

Al poco tiempo, recuerda Svenstrup, la niña les pidió más responsabilidades: quería ser ella la que eligiera a qué hora se iba a dormir.

"Esto funciona igual que con los adultos: cuando tienes una tarea en el trabajo y lo haces bien, luego quiere tener más responsabilidades. Sin embargo, no hay que olvidar que no se le pueden dar más responsabilidades al niño de las que puede tomar. Es como si a una persona le dijeran que tiene que asumir todas las tareas de su oficina. Simplemente no puede".

Y tal como sucede en el trabajo, los padres deben ir evaluando si el hijo está cumpliendo de buena manera con sus tareas.

Eso sí, esta libertad "supervisada" de los niños no significa que ellos empiecen a decidir qué se hace en la casa.

"Los adultos son los que tienen la última palabra. Mi hija puede tomar ciertas decisiones sobre su vida, pero no sobre la mía. Es decir, si quiere seguir jugando en la plaza y yo creo que es hora de irse, simplemente es hora de volver a la casa, sin discusiones", puntualiza Jorgen Svenstrup.

''Un error común de los padres actuales es que les arreglan todos los problemas a sus hijos. Está bien ayudarlos, pero no solucionárselos".

JORGEN SVENSTRUP, EXPERTO EN COACHING

Consejos para no agrandar una peleaUno de los principios del coaching , explica Svenstrup, es que haya confianza y una buena relación entre ambas partes. Eso no ocurre cuando hay una pelea en la casa o el hijo arma una pataleta que termina sacando de sus casillas a los papás.

En esos casos, recomienda el experto, lo mejor es ni siquiera intentar conversar con el hijo sobre qué le molestó, ya que eso sólo aumentará la tensión. "Hay que buscar otro momento, por ejemplo, cuando se le vaya a decir 'buenas noches', para hablar con él y explicarle qué estuvo mal de su actitud".

Fuente: El Mercurio, Sábado 9 de Octubre de 2010.
Ilustración: Alfredo Cáceres
Periodista: Amalia Torres
Enlaces: http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={cb7b7255-c32e-4791-8c01-43b16ad47943}#
http://www.mer.cl/modulos/catalogo/paginas/2010/10/09/MERSTCT012AA0910.htm?tipoPantalla=1280